Esta semana se conmemora el aniversario número 101 de la celebración del Día Internacional de la Mujer, sin que la fecha vaya mucho más allá de las flores, los mariachis, los chocolates y los cariños extra que tradicionalmente nos corresponden una vez al año por ser mujeres. Poco se sabe de las reivindicaciones y los procesos sociales de los que resultó la elección y aprobación mundial de la fecha, ni de la vigencia de los justos reclamos hechos hace más de un siglo, y también hechos ahora por los movimientos feministas, de mujeres, y todos los sectores democráticos de la sociedad.
Cada vez que una de nosotras recibe un saludo de felicitación, revive sin darse cuenta las luchas de miles de mujeres, que siglos atrás reclamaban, como Olympe de Gouges, el derecho a subir a la tribuna parlamentaria e intervenir en espacios públicos tradicionalmente masculinos en igualdad de condiciones; o Clara Zetkin, a quien, junto a masas de obreras de vanguardia, se la proclamación del 8 de marzo como fecha para la conmemoración de las reivindicaciones por el voto igualitario y los derechos de las mujeres trabajadoras, y en memoria de las 146 huelguistas de la Triangle Shirt Waist Company de Nueva York, atacadas y muertas por sus patronos.
Ahora, después de muchos años, luchas y algunos avances importantes en la realización de los derechos de las mujeres en nuestro país; a muchas nos queda el sinsabor, y a la vez el ánimo de que aún queda mucho camino por recorrer en el trabajo de muchas de nosotras por acabar con todas las formas de discriminación, que no solo se extienden a las mujeres, personas sexualmente diversas, las comunidades afrodescendientes, indígenas, en situación de discapacidad, mayores, etc; sino que ataca de manera criminal a la población pobre del país, que actualmente se cuenta como la mitad o más del total. Es por esto que las reivindicaciones del 8 de marzo no son vigentes solo durante 24 horas, sino los 365 días del año, si es que nos pensamos un mundo diferente.
Mujeres indígenas colombianas
En una Colombia en la que las mujeres ganamos 10,7% menos que los hombres, desde el inicio mismo de nuestras carreras, y en un mundo en el que el 70% de las personas pobres son mujeres; vale la pena recordar, apropiarnos y sumarnos a las voces de todas las mujeres luchadoras que nos rodean, recordándonos que los llamados problemas de mujeres no son solo nuestros sino de toda la humanidad, en primera instancia porque somos más de la mitad de la población del planeta, y la mera mención de que tenemos derechos no es suficiente para que estos sean cabalmente exigidos y cumplidos.
Ahora más que nunca es un incentivo para el día a día aquel adagio oriental que dice que las mujeres sostenemos la mitad del cielo, porque con la otra mano sostenemos la mitad del mundo.
Adenda: Recordando que somos mujeres diversas, y reconociendo el papel fundamental de las mujeres rurales en las economías (las formales, informales y domésticas) la Organización de Naciones Unidas escogió como lema para la conmemoración del 8 de marzo de 2012 el lema: Habilitar a la mujer campesina - Acabar con el hambre y la pobreza.
Reflexionemos un poco sobre la precaria situación del agro en Colombia, de la que las mujeres son golpeadas entre los sectores más afectados.
Liliana Castañeda Morales
Politóloga – Universidad Nacional
Juntas pero no revueltas; a nosotras las mujeres de verdad nos discriminan sin razón, a las personas sexualmente diversas las discriminan por lesbianas, transgeneristas, homosexuales, etc. Por favor no confundan, jálemele al respeto, que también es un derecho
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